A menudo nuestros amigos nos preguntan sobre si tal alimento es tan sano como se dice, si no sé qué infusión adelgaza y un montón de cuestiones más cada vez. Y es que con la avalancha de información que hay hoy en día, es completamente normal que uno se pierda entre tantas noticias.
Hay una duda recurrente, viene a ser algo como esto: Yo no como tan mal, ¡ni tanto como para tener este sobrepeso!
Seguro que algunos de vosotros os habréis encontrado (o conoceréis a alguien cercano) en esta situación: no como en exceso, a veces incluso paso hambre… pero no consigo adelgazar.
Hoy quería tratar este tema con un poco más de detenimiento, porque resulta muy interesante y espero que arroje luz a esas personas que se sienten identificadas.
¿Hay que comer mucho para sufrir sobrepeso?
La respuesta rápida es que no.
Muchas personas (ajenas a este mundo, en general) tienen la idea de que quienes tienen sobrepeso u obesidad se pasan el día comiendo. Los imaginan con refrescos en la mano, chucherías, magdalenas, pinchos de jamón ibérico, croquetas…etc. Se imaginan a esa pobre persona tan solo como una máquina de engullir alimentos con alto contenido de energía, grasas y azúcares.
Y sin embargo, muchas de las personas que acuden a nuestra consulta (la inmensa mayoría, de hecho), no prueban esos alimentos a menudo. Ni se pasan el día comiendo, por descontado.
¿Qué falla en ellas, por tanto? ¿Serán los genes?
Pues tan solo un 5% de la población que presenta sobrepeso u obesidad lo hace por causas genéticas. El resto, y aquí viene la cuestión más larga, debe la explicación de esos kilos de más a una mala alimentación en algún momento de la cadena.
Me explico: alimentarse “bien” ha de empezar por una despensa organizada, por una compra sana y la elaboración de un plan de comidas estudiado con tiempo 🙂 Y pasa por algo fundamental: por cocinar. Y otro punto más, por seguir cuidándose cuando uno está fuera de casa.
Muchas personas prefieren comer platos precocinados (y no hay más que ver que la sección de comidas precocinadas cada día crece más en los supermercados de nuestro país: pizzas, tortillas de patata, empanadas, paellas, fabada…etc, ¡uno no repetiría el plato en todo un año!). A veces la falta de tiempo nos agobia de tal manera que buscamos una salida rápida aunque sepamos que no es la más adecuada para nosotros.
Otras veces, si no tenemos tiempo de hacer la compra, nos toca improvisar con lo que tengamos en la nevera y en la despensa y acabamos comiendo fatal: nos aburrimos de tomar siempre los mismos platos y hasta llegamos a cogerle asco a ciertos alimentos. Normal.
También se da el caso de personas que por deber o por placer, pasan mucho tiempo fuera de casa en restaurantes o bares. Y en esas ocasiones se dejan llevar por los impulsos (a veces comemos con los ojos, no con la cabeza).
Todas estas pequeñas situaciones (y habría otra docena, o una veintena más), hacen que con el paso del tiempo, aumentemos peso poco a poco. Puede ser tan solo un kilo al año, pero en diez años (y se pasan volando, ¿verdad?) habremos ganado 10 kilos.
Quizá con veinte años uno mantenía un peso saludable sin mucho esfuerzo, pero lo cierto es que a medida que pasa el tiempo nuestras características fisiológicas (el cómo funciona nuestro organismo), cambian, y debemos cambiar nuestros hábitos con ellas. Es un tema tan interesante que merece un artículo diferente.
Quizá, por lo tanto, la causa más extendida del sobrepeso sería la desorganización.
O lo que es lo mismo: la necesidad de tomar PEQUEÑAS mejores decisiones.
No es tan simple como comer mucho.
La labor de los Dietistas-Nutricionistas es acompañar a las personas en el proceso de mejora de hábitos o de toma de decisiones saludables.
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Jéssica Ramos, Leticia Álvarez y Roberto Cabo, Dietistas-Nutricionistas de ALEA. |
Nuestro equipo de ALEA enseña a gestionar los impulsos, a organizar la compra y la despensa, a cocinar de forma saludable, muestra cómo hacer plánins de alimentación saludable, ofrece opciones sanas para cuando uno está fuera de casa y trata de acabar con todos los mitos que circulan en torno a la alimentación para que uno coma sin miedo y pueda disfrutar con la comida.
Si deseas ayuda personalizada podemos echarte una mano de dos maneras:
Soy María Astudillo Montero,
fundadora y codirectora de ALEA desde el año 2006.
Coautora de La dieta ALEA, 2015 Ed. Zenith/Planeta.
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Hola! Tengo una duda, yo suelo optar por fruta para los postres por aquello de que me parece más light aunque algunas noches opto por un minicolacao delicioso (que todo hay que decirlo, jaja), la pregunta es si a la fruta del postre podría incluirle también una gelatina de ésas que ya viene preparadas y que sólo tienen una caloría por envase… Es que me pirran y no sé dónde colocarlas y había pensado que como sólo tienen una caloría igual podría sumársela a la fruta. Soy del plan 2. Gracias!!
¡Muy buenas tardes!
Tomar esas gelatinas es una idea estupenda para cualquier momento en que apetezca, jejeje!
Podemos decir que no engordan nada, porque entre 1 y 10 calorías… ¡es tan poco!
Tómala junto a la fruta siempre que desees, e incluso si alguna noche después del vasito de leche con colacao te apeteciera, también podrías 🙂
Es uno de los picoteos más inofensivos que podemos hacer, así que si tienes la suerte de que te gustan, tómalas sin miedo.
¡Un fuerte abrazo!
PS. (Solo vigila que no caiga en el carro por error la variedad normal de gelatina, que a mi me ha pasado alguna vez, jajaja! y engordan bastante).
Buenas! Antes de nada, quiero deciros que llevo tres semanas con vuestra dieta y estoy que no me lo creo, vamos, que como siga a este ritmo y consiga perder todo lo que me sobra comiendo las delicias que proponeis, me hago una abanderada de vuestra dieta por todo el mundo, jajaja…
Tengo algunas preguntas, yo soy del plan dos y lo hago a medio camino entre el libro y la web y de momento voy de fábula, lo que quería saber es que yo habitualmente suelo decantarme por las opciones más lights, fruta en lugar de galletas para media mañana, queso de untar en lugar de nocilla y fruta o lácteo en lugar de otra cosa de menos de 100 k en el postre porque me da la impresión de que si me inclino a tomar esas cosas igual pierdo menos. Es así? O está todo tan controlado que lo mismo da que me coma la nocilla que el queso, la fruta que las galletas? A ver si estoy haciendo el tonto, jajajja… A ver, que alguna vez me tomo la nocilla pero como algo muy esporádico porque me da como miedo. Ay.
En fin, casi nada! Millones de gracias!
¡Hola! ¡Ay, si es que no nos acostumbramos a comentarios TAN BONITOS! Muchísimas gracias, de verdad, nos alegras el rato 🙂 🙂
Pues te cuento un poquito: todo está bastante milimetrado, el plan dos equivale a una dieta de unas 1500 calorías diarias.Es una media: quizá el día 4 tenga 1430 y el día 8 1570. E incluso variará dependiendo de cosas como…
– La parte del pescado o carne que tomes pues puede ser más grasa y engordar más o más magra, y engordar menos.
– El tamaño de la fruta elegida: a veces una naranja no tiene nada que ver con otra…
– El tamaño de los huevos, de la raspita de que queso o de cacao de untar que pongas sobre el pan…etc.
Es decir: cada día variará un poquito pero contamos con ello 🙂 De media serán 1500 calorías elijas lo que elijas.
Así que si te apetece tomar algo que puedes tomar, hazlo sin miedo. Es prudente (y saludable) "echarnos para atrás" con ciertos alimentos, pero no hay ninguno que no se pueda tomar si sabemos cómo hacerlo 🙂
¡Muchísimo ánimo para seguir con esa ilusión, se nota incluso a través del ordenador!
Un abrazo desde Salamanca!!
Hace diez meses que os conocí, yo era de la lista de las que engordan comiendo plancha y verdura, pollo pavo y poco pescado y mucha verdura y nada de pan ,por miedo, compre vuestro libro y cambio mi vida en unos seis u ocho meses veinte kilos perdidos, pero hace tres meses que me pare y lo estoy haciendo bien, tengo 51 años, aun ko tengo menopausia pero supongo que la edad es un hándicap, bueno felicitaros por vuestra labor, loca por ver vuestro nuevo libro a la venta y daros las gracias por cambiar mi vida, me alargaria en elogios pero sobran, quien os conozca lo corrobora. Saludos de Maribel
Querida Maribel… ¿Y por dónde empiezo yo? Pues dándote las gracias, lo primero! Por ser tan amable de dedicarnos estas palabras tan bonitas…
La alegría que nos da saber cómo ha cambiado tu vida no tiene precio, de verdad. Estos sentimientos que nos generan las historias como la tuya son el motor de nuestra ilusión, alimentan nuestra alegría. No te puedo decir más que gracias! Y por supuesto, ¡enhorabuena! Por el gran trabajo que has hecho y por seguir cuidándote.
Y es que ahora no es seguir a dieta para siempre, es seguir cuidándote con mimo, como lo estás haciendo 🙂
Todo el equipo te mandamos un abrazo enorme desde Salamanca, y yo en especial!!
María.